CPM SANT FELIU ____________________ PARRÒQUIA DE STA.MARIA D'OLESA DE MONTSERRAT

  ¿Cuál es el secreto de los matrimonios que duran?

Todas las parejas empiezan ilusionadas su camino matrimonial. ¿Por qué algunas cada día se aman más, mientras que otras se van enfriando y acaban separándose? ¿Cuál es el secreto que hace que un matrimonio dure?

Hay dos cuestiones previas a tener en cuenta. La primera es que hay que ser consciente que las actitudes básicas difícilmente se cambian. Por lo tanto, antes de casarse con una determinada persona, es necesario preguntarse serenamente si seremos capaces de ser felices a su lado, teniendo en cuenta su manera de ser: con sus cualidades, pero también con sus defectos (¡todos tenemos algunos!)

También hay que recordar que el amor auténtico pide generosidad y perseverancia. Algunos piensan que casarse es como ganar unas oposiciones: se ha hecho un esfuerzo, pero, una vez se ha conseguido la plaza, ya no hay que preocuparse porqué se tiene asegurada. No es eso: hay que ganárselo cada día de nuevo, porqué el amor que no se riega se va debilitando, da paso a la rutina y puede llegar a morir.

Una vez casados, comienza la gran tarea de ayudarse mutuamente a crecer y a ser felices. Los caminos pueden ser diversos porqué cada persona y cada pareja es única. Pero, después de haber tratado con muchas parejas y de todo tipo, me atrevo a decir que hay ciertas características que suelen darse en los matrimonios que han alcanzado un amor de cualidad. ¡Precisamente por esta razón duran! Recordemos algunas.

- Evitan todo lo que significa falta de respeto, crítica negativa, ironía mordaz, sobre todo en público. Estas actitudes producen heridas envenenadas que van separando a la pareja.

- No se debe actuar nunca de manera que se pueda hacer disminuir la autoestima del otro. Al contrario, éste siempre debe sentirse escuchado y valorado. Por eso es importante potenciar la delicadeza, el trato amable, el diálogo constante y transparente, la expresión del amor (¡ésta no se debe presuponer nunca!)

- Saben dosificar muy bien las energías y el tiempo empleado en los diversos ámbitos de la persona – el individual, el profesional, el de parella y el de padre o madre- sin negligir ninguno porqué los consideran todos importantes. Comparten proyectos de futuro y se ayudan mutuamente a despertar ilusiones que les hacen crecer personalmente, que ensanchan los horizontes de los hijos – ¡el proyecto común más importante!- y que mejoran la sociedad. Es  decir, hacen los dos juntos cosas que dan sentido a su vida y, además, son felices haciéndolas. Pero saben reservarse también cierto grado de autonomía para qué cada uno pueda satisfacer sus aficiones personales. Y, evidentemente, establecen una distribución equitativa de les satisfacciones y de les cargas familiares.

- Saben estar atentos a las necesidades del otro para qué éste experimente que tiene a su lado una persona que le ama, que le importa si es o no feliz, si está preocupado o triste, si está en forma o si hoy no se encuentra bien. Es decir, evitan que el otro se sienta solo, aún estando acompañado, que es la peor de las soledades.

- Se tienen mutuamente confianza y saben perdonarse cuándo es necesario. Aunque dos personas se quieran, siempre pueden surgir fricciones, malentendidos o fallos. Pretender que el otro sea perfecto es una utopía. Por eso tienen comprensión y no dramatizan les debilidades del otro. Ni le pierden la confianza cuando ha fallado, si éste muestra deseo de cambiar. Y también aceptan que el otro pueda ser diferente, sin ahogar-lo con exigencias que pretenden modelarlo al propio gusto, porqué eso crea malestar, resta libertad y empobrece a la pareja.

- Hacen presente a Dios en su vida personal y familiar porqué saben que Él es precisamente la Fuerza que les mantiene unidos y la Fuente de donde emana la ilusión que necesitan para sacar adelante el proyecto de amarse toda la vida.

P. Lluís Armengol i Bernils, SJ

Director de l’Escola Activa de Pares del Clot

                                     (Traducción de B. T.)